martes, 20 de julio de 2010

Los Piojos, mi mujer y yo

Hacia 1996, sin parar, por todos lados se oía "El farolito" de Los Piojos. Yo era un gordito de trece años cuyo último gusto por el rock había quedado sepultado junto a Guns N´ Roses; de la banda de Axl Rose coleccioné todos los discos, originales, con ese loguito de Musimundo en la tapa que cambiaba de color de luz según lo movías. Pero "El farolito" me trajo de nuevo: era tan tonto que pensaba que era una canción impresionante. Y, rápidamente, fui a Musimundo y compré el casete "Tercer Arco"; no me alcanzaba la plata para el disco. Fascinado, escuché una y otra vez todas los temas; sabía todas y cada una de las letras, el orden en que aparecían las canciones y podría reproducir sin equivocarme todas las onomatopeyas que Ciro vociferaba en "Maradó"; cantaba sin errores los temas más rápidos como "Esquina Libertad" y "Don´t say tomorrow". Estaba seguro que "Shup shup" era un rock and roll estupendo y creía que no existían piezas más tristes que "Gris" y "Todo pasa" ni momentos más felices que escuchar "Muévelo". Y me encantaba salir a caminar, solo, por alguna calle despoblada, oyendo "Al atardecer". Sin embargo, algo pasó, no recuerdo qué, y mi fanatismo por Los Piojos murió acaso poco después de un año. No llegué a escuchar "Azul" y cuando todo amigo que tenía estaba embobado con "Ritual" yo ya estaba en otra cosa.

Hace ocho años, conocí a mi mujer en la casa de un amigo de mi hermano, de casualidad. Ella era amiga, al mismo tiempo, del mismo amigo de mi hermano. Nos habíamos juntado varios a ver una película, una de Kevin Bacon. Fue amor a primera vista; le quise proponer matrimonio en ese mismo instante en que la vi, pero por fortuna no lo consideré prudente y traté, muy lentamente, de acercarme a ella como se hace habitualmente. Un amigo, también en común, me dio una pista: le gustaban Los Piojos. Así fue como, otra vez, Andrés Ciro Martínez y sus muchachos entraron a mi vida; esta vez, a diferencia de antes, no fue porque caí en las redes de un hit sino porque estaba perdidamente flechado y no quería desperdiciar ni la más mínima chance de acercarme a ella, la mujer más linda del mundo. El destino, por suerte, me regaló la alegría tan deseada. Y entonces, desde 2003 a la fecha, vengo acompañando a mi mujer por cuanto recital haya de Los Piojos y, en este último tiempo, La Franela; ahora, que el grupo quedó disuelto, será Ciro y Los Persas y La Franela.

Dicen que el hombre es un animal de costumbre. La cuestión es que, si bien en los primeros tiempos llegué hasta a quedarme dormido en un concierto de Los Piojos, me empezó a gustar la música de los muchachos. Algunas canciones que desconocía me resultaron muy bonitas, como "Luz de marfil", "Muy despacito", "Arco", "Te diría". Incluso sucedió algo curioso: a mí tanto "Máquina de sangre" primero y "Civilización" después, es decir los últimos dos discos de la banda, me gustaron y me resultaron muy buenos; a mi mujer, en cambio, le dejaron muchas dudas salvo por algunas canciones en particular. No obstante, aunque a veces lo niegue, hay algo que nunca le dio incertidumbre: le gusta Ciro, le atrae, le gusta verlo bailar y cantar, le gusta cómo le queda la ropa, le gusta aunque le haya crecido la panza, le gusta aunque digan que está creído que es Dios. Le gusta y ya. Y, creáse no, sabiendo incluso esto, a mí Ciro me cae simpático.

Acaso esperó toda su vida por este momento, que al fin llegó. Estoy yo al lado de ella, pero es como si no estuviera: a pocos pasos mi mujer lo tiene a Ciro. Él habla con un tipo, vaso de cerveza en mano. Ella no sabe si acercarse o esperar a que esté solo, ¿pero cuándo quedará solo? Siempre hay alguien queriendo comentarle algo, incluso ya hubo quien le pidió una foto. Entonces toma la determinación y va hacia él. Ciro, como yo intuía, es un tipo con buena onda. Le dio un beso y, para la foto, un abrazo. Le regaló una sonrisa también. Acaso el abrazo, que propuso él, estuvo de más pero ¿cómo me voy a enojar? Si gracias a Los Piojos acá estoy, junto a la mujer más hermosa del mundo.

7 comentarios:

Fede dijo...

Feliz día de los enamorados (?).

No, en serio, muy buena historia.

caca dijo...

Verde paisaje del infierno tiene pasajes memorables también.

El tierno es la versión que mejor te queda.

santiago segura dijo...

Igual qué feo que pida abrazo... jeje. Pero bueno, al menos estuvo simpático. Muy buena historia.

satur dijo...

Muy lindo todo lo expuesto aqui. Felicidades querido Kluivert, tu pluma no se oxida (?)

Pichi dijo...

Primero lo de tu viejo y ahora esto. Increíblemente me sucedió lo mismo, luego de Tercer Arco y de ver a Los Piojos reiteradas veces en esos tiempos y notar que hacían exactamente el mismo show las últimas tres veces, la misma lista de temas y todo, los dejé de lado. A Azul no le di mucha cabida.

Ahora bien, entiendo que escuchabas solamente Tercer Arco, y no Chac tu chac ni Ay ay ay, ya que mencionas que temas como Arco, Te diría y Muy despacito los descubriste tardíamente. Asi que no solo eras un gordo pancho, sino un piojoso careta y vigilante (?).

Siouxie dijo...

Que linda historia me emocione hasta las lágrimas.

Anónimo dijo...

Muy bueno el relato. Cuando uno siente que recibe cariño tambien da cariño.
Abrazo
Ciro