martes, 7 de septiembre de 2010

Los repugnantes

En más de una entrevista, Federico Luppi expresó su visto bueno por el gobierno de Néstor Kirchner, en principio, y de Cristina Fernández de Kirchner, después. En una ocasión, citó como argumento de su pensar la ocasión en la que Kirchner, hacia marzo de 2004, en el Colegio Militar, le ordenó al por entonces jefe del Ejército, el teniente general Roberto Bendini, que descolgara los cuadros de Jorge Videla y Roberto Bignone.

En ese entonces, también dio un discurso ante los generales y cadetes del lugar, en el que entre otras cosas dijo: "Nunca más tiene que volver a subvertirse el orden institucional", "Retirar estas imágenes marca un claro posicionamiento que tiene todo el país, de terminar con aquella etapa lamentable y que definitivamente esté consolidada la democracia y desterrado el terrorismo de Estado", "Que quede bien claro, el terrorismo de Estado es una de las cosas más sangrientas que le pueden pasar a una sociedad, no hay nada que lo habilite y menos la utilización de las Fuerzas Armadas", "Que el 24 de marzo se convierta en la conciencia viva de lo que no debe hacerse en la Patria, nunca más se tiene que volver a subvertir el orden institucional en la Argentina".

Según relataron las crónicas, las palabras del por esa época presidente no cayeron bien para sus receptores: mientras algunos no disimularon lo desagradables que les resultaban, otros miraban el reloj, como ordenándole a sus agujas que giren más rápido.

No obstante, y por supuesto, los militares no permitirían lo que consideraban semejante mancha a su orgullo sin presentar resistencia, limitándose a poner cara de asco o suplicando que el tiempo vuele. Su venganza, en verdad, ya había sido planeada y ejecutada: días antes que Kirchner llevara adelante su propósito, misteriosamente, desapareció el cuadro de Videla y, en su lugar, quedó un papel con onomatopeyas de risas. El cuadro original, luego, fue reemplazado por una fotografía ampliada para permitir el desarrollo del acto pactado. Así, el Colegio Militar quiso salvar su orgullo y dignidad pero, en realidad, dio una prueba más de lo miserable, repugnante, canalla y abyecto de su condición.

1 comentario:

Pichi dijo...

Ya pasaron 6 años (que bárbaro) y recuerdo grandemente este momento como ayer.
Que genio el pingüino, haciendo valer su condición de Comandante en Jefe, mandando "proceda", señalando con el dedito el cuadro, asi, de capo, a lo Juancho Talarga.